Introducción
Sean Penn, Tim Robbins y Kevin Bacon encarnan a Jimmy, Dave y Sean respectivamente, tres hombres que llevan en algún rincón de sus mentes, una crisis de abuso sexual a la que fueron expuestos de distintas formas cuando eran niños. A cada uno de ellos les ha arañado el alma de manera distinta:
Dave se ha refugiado en su dolor, resbalándose en una espiral descendente hasta casi la locura.
Jimmy se ha convertido en un hombre duro, conocedor de los círculos bajos del crimen, pero redimido por el amor a su hija.
Sean, mientras tanto, se ha inclinado por el lado de la justicia hasta convertirse en un incisivo e inteligente detective.
Cuando un nuevo crimen sucede en el pueblo, la ironía de la vida entreteje sus destinos una vez más, resucitando fantasmas que se hallaban ocultos en baúles y demonios que nunca se terminaron de enfrentar.
Se podría decir que el fondo de Río Místico es una mirada a la culpa, a los secretos que nunca se expresaron, a los traumas que se enraizaron en el espíritu, al amor que se puede sentir en compañía o en soledad y a las lealtades que forjamos como seres humanos. Estas mismas lealtades son puestas a prueba en la cinta, no sólo las de los amigos, sino incluso las de los matrimonios.
La trama de la historia no nos deja otra salida que cuestionarnos si nosotros podríamos reaccionar de modo distinto a una situación límite como la expresada tan dramáticamente en la pantalla.